Deja que mis dedos corran por los caminos de tu cuerpo.
Pablo Neruda.
Te advierto que al apagar la luz, dormirás al caballero y despertarás al amante.
Llama ardiente que consume,
deseo de piel y fuego,
va dibujando en su juego
un anhelo que presume.
impulso que reanuda
el placer en su locura,
y aunque deja su amargura,
su sombra no se detiene;
Es un ardor que sostiene,
una fiebre que perdura.
La lujuria es laberinto,
cautiva de sus sentidos,
y en sus ecos encendidos
deja su perfume extinto.
Es un deseo indistinto
que enciende y luego se apaga,
fuerza que el alma naufraga
sin encontrar nunca paz,
es un impulso fugaz
que en sus redes nos embriaga.
Justo Aldú
Panameño
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