Cuéntame esas historias que muero por escuchar sobre las cosas que has hecho y deshecho
Tan increíbles como deben ser, tan inverosímiles como creo que son
Arrojas lo mejor de ti misma contra mí como la excusa perfecta,
el instinto de una relación de protocolo.
Tus historias un anillo barato y desventuras
Construidas de acuerdo al residuo de la autocomplacencia.
Succionando en mi cerebro me deshaces a medida que lo hago
cayendo en valores ambiguos, renaces entre rumores
dando vuelta la tabla las mentiras encuentran su recreo
dando vuelta la página simplemente das vuelta la página.
Una terapia de choque, una escena de aquellas
esperando que me arranques de ti, absorbiendo al mismo tiempo mi versión de las cosas
Revelo tus miedos con la posibilidad de hacer alguna diferencia de sentido
Pero esto, ese silencio, esa distancia, no parece tener sentido.
Sería vehemente pero no lo soy ni seré el rey de la impostación.
Veo que cuando miras hacia donde sueles hacerlo lo haces con una mirada que se extravía por su sola libertad
Volvemos entonces a las viejas conversaciones guardadas en la mensajería
como en un arte perdido que rescatamos de nuestros insomnios
en la mente vistiendo una escena de moda para no desentonar con el mantra de la noche
Nos convencemos de que deshacer lo que hemos hecho será quizá una manera de hacer alguna diferencia
Aunque la palabra futuro suene a mitología,
y las palabras nunca dichas vengan a reclamar su imperio más íntimo
En esta ocasión frente a lo que solía ser nuestro jardín
Hurgando en el meollo de lo que no alcanzó a expresarse pero que guarda la posibilidad del significado
Nos hemos querido tanto que ni siquiera queda espacio para deshacer lo querido
Y esa semilla ya creciendo no puede con su virtud simplemente opacar la oscuridad secreta que habíamos cultivado
Ahora que es tiempo de cambiar de folio
Ahora que es tiempo de coronar nuestros errores, ya es la hora de la graduación
Y no puedo sino volver a abrazar lo que de ti se ha ido
Viéndote crecer mientras la que alguna vez quise
Vuelve obstinada a la sombra de lo que, inexorablemente, dejó de ser.