Una brevedad en la eternidad ha sido bastante
para que tus ojos florezcan en mi interior,
para ansiar tu entrega en este lapso de delirio,
para afanar a tus horas y al esplendor de tu ser…
que en el desconcierto, por el sosiego de mi alma
en expectación, me baño con el ropaje de los sotos
que se enmudece anhelando probar con este disfraz
tu humedad en los labios dentro del caos de mi quietud;
sobre los páramos trazo refugios de otros dueños
para morar en el crepúsculo de un ser que ignotamente se avizora,
cada vez que a mi alma le percibo su vacuidad
más afano unir nuestra iridiscencia,
iluminar a mis días de sombra con tu brillo
y pintar mi cielo con el misticismo de tus ojos,
colorearme completamente con la tinta de tus labios,
en un acto de entrega de ambos, desde nuestro mutismo
y bajo la sonoridad de la agitación con mayor magia
por parte de nuestras integridades y así, iremos perpetuando
este sortilegio que emerge cuando nos estamos amando.