En veces presiento demencia,
hago lo que esta en mis manos para evitarle
al grado de desentender incluso mi propio pensar,
por tratar de encajar en un entorno que no comprendo,
se me escapa de las manos la normalidad,
he llegado a descuadrar mi cognición,
hacer y deshacer a más no poder,
hasta que no hay mas por hacer;
solo en tal momento caigo
en mi soledad,
en mi meditación,
en una profunda vigilia
no hay certidumbre en esta onírica,
ni lógica en esta pacifica guerra
entre mi comprensión y yo.
Un enfrentamiento entre lo que escucho
y lo que no digo
entre el silencio
y gritos alaridos,
en busca de un ritmo,
un intento de hacer
mi propio ruido