En pliegos de ausencia, líneas sin razón,
nace la urgencia de un alma que me inquieta,
un bucle de memorias borrosas,
susurros de deseo que sólo el alma toca.
Palabras de la más vil esencia,
un respiro etéreo, distante,
emanado de unos labios que fueron lucero
y aún me aguardo en su retorno sereno,
para recordar la dulzura que en tu boca duerme.
La textura de tu piel en mis manos yace,
como un eco que no implora perdón,
un abrazo callado de melancolía lúdica
esperando una disculpa que nunca llega,
una fantasía que ya es leyenda.
En esta danza absurda mis líneas te buscan,
avanzan y retroceden como miradas antiguas,
la hoja es testigo mudo de un amor desbordado,
afirmaciones soñadas, palabras no dichas.
Sigue la melodía entre las líneas,
un deseo encendido que el tiempo borra,
un símbolo eterno en ese retorno oscuro,
la frase perversa que marca nuestro absurdo.