Mientras el sol se ocultaba
Y el cielo se pintaba de rojo,
Estaba yo, en la orilla sentada,
Cuando pasó un ángel
Y me acarició el rostro.
Lo reconocí al momento,
Como al valer de mi vida.
Era todo, era sufrimiento,
Pero también era alegría.
Me apretó contra su pecho
Abrigándome del desamor;
Él se convirtió en mi lecho
Hasta que se asomó el Sol.