José Antonio Artés

LA SOMBRA DEL MENDIGO

 

Soy hueso del frío y carne sin abrigo,
un flujo de ojos que no me quieren,
andante aislado, y del confort, enemigo,
en mi interior un dolor que nunca muere.

El frío me mata, y del día soy devoto,
en la ciudad, en un rincón vacío.
Mis manos son dos cántaros rotos,
llevando agua de la tristeza que no ansío.

La luna no me ilumina, el sol no me responde,
mis pasos son ecos de una vida sin tierra.
El hambre es un mal que nunca se esconde,
y la soledad, una cárcel que me encierra.

No tengo hogar, soy la sombra del olvido,
de un cielo que nunca se pone en mi calle,
el eco de un grito que se apaga conmigo,
sin que su larga onda en nadie se instale.

Mi casa es la noche, mi techo, la nada,
y en mis ojos hay un río que nunca se calma.
Soy la sombra del hombre sin morada,
y en mi pecho, la llaga que parte mi alma.

 

José Antonio Artés