Porque fuiste ligera como el ala del ave,
porque fuiste dorada como gota de miel,
porque fuiste piadosa, porque fuiste suave,
porque en mi vida fuiste como un fresco laurel;
porque la vida puso su fragancia de rosas
sobre la primavera de tu gracia y poder,
porque huelen a nardo tus palabras jugosas
y trasciende a verbena tu carne de mujer;
porque ayer fuiste mía; porque fuiste en la hora
de mi dolor, un ensueño que alivió mi pesar;
porque tu sueño tuvo claridades de aurora
y floreció en tus labios siempre un nuevo cantar;
porque la brisa dice: "Ella es fresca y es clara",
porque dice el Ensueño: " ¡Yo no te podré dar
una canción como ella tan luminosa y rara,
porque como ella acaso yo no te haré soñar!"
Porque la vida dobla la rodilla a tu paso
y unta flores y mieles en mi vieja canción;
¡porque no hay un abrigo como fue tu regazo,
ni un sostén tan seguro como tu corazón! ...
Porque a tu luz el verso fue chorro diamantino,
y fue a tu sombra el ritmo maravillosa flor,
bendícente los años que hicieron mi camino
por tu goce presente, por mi viejo dolor.
MIGUEL D. MARTÍNEZ RENDÓN (mexicano)