No somos la pareja de los cuentos,
ni el verso ideal que sueña la poesía;
nos sobran las peleas, los lamentos,
y, aun así, en cada día,
es contigo con quien hallo mis momentos.
A veces somos fuego y nos quemamos,
nos hieren las palabras que no callan;
pero entre golpes de orgullo nos amamos,
y, aunque el mundo en su risa se desmaya,
solo a ti, en mis noches, te reclamo.
No hay otro corazón con este empeño,
que aguante mis tormentas y locuras;
tu risa vence en mí todo desvelo,
y en el fragor de nuestras desventuras,
es contigo donde hallo mi consuelo.
No somos la pareja sin defectos,
ni somos ese amor de puro encanto;
pero en cada batalla, en cada gesto,
me doy cuenta, amor, por tanto y tanto,
que no hay mundo sin ti, por imperfecto.