EDGARDO

Carta de Dunia

Cuenca, 07 de noviembre de 2024
Amor:
He querido escribirle estas palabras para plasmar en ellas todo lo que ha sucedido conmigo en estos 43 días desde aquel jueves 26 de septiembre de 2024, cuando nos volvimos a ver después de tanto tiempo.
Un año antes de ese encuentro, había hecho un pacto con Dios. Al principio, en muchas ocasiones, le pedí que me bendijera con salud para ver crecer a mis hijos y cuidar de mi padre, lo cual me ha concedido hasta el día de hoy. Pero, al mismo tiempo, le pedí que, cuando Él lo considerara preciso, pusiera en mi vida a un hombre que me valore, me cuide, me respete, me acepte con todas mis imperfecciones y me ame tal como soy y con lo que tengo. Quería alguien con quien pudiera hablar de todo como amigos, alguien en quien confiar, con quien apoyarnos en las malas y celebrar en las buenas. Alguien con un buen corazón, pero también con la valentía de levantarme cuando mi mundo se viene abajo. Sin embargo, finalmente, le dije que, si no era mi destino formar un hogar con alguien, simplemente aceptaría su voluntad y me dedicaría al 100% a los míos.
Dios me ama, porque en los peores momentos, me ha ayudado de muchas formas a salir adelante. Puedo dar fe de que todo lo que le he pedido me lo ha concedido, lo cual significa que, tal vez, soy una buena persona. Ahora, con su llegada a mi vida, siento que Él me ha dado la oportunidad de iniciar algo hermoso, porque ese jueves me llevó hasta usted. Aquel jueves decidí acercarme porque necesitaba verlo, sentir su cariño, saber que, de algún modo, seguía siendo importante para usted. Necesitaba sentir que se alegraba con mi presencia y escuchar una palabra tierna. Cuando hablamos, mi niña interna se emocionó y, incrédula, pensó: “Después de tanto tiempo, aún me quiere”.
No puedo explicar lo que sucedió, pero revolucionó mi vida, tanto que deseaba conocerlo más y entablar algo bonito con usted, sin importar cuál fuera el desenlace. Con cada conversación, fui dándome cuenta de que el amor es algo muy diferente a lo que pensaba: es un sentimiento profundo y puro que se debe entregar a quien lo merece y lo valora. He perdido años de mi vida con personas que no supieron valorarme; he pasado mucho tiempo sufriendo, llorando y sintiéndome sola, a pesar de estar acompañada. Me llené de dudas, de desconfianza, de silencios y dejé de soñar, porque no veía un futuro al cual llegar. Sin embargo, en algún momento, decidí preferirme, encontrar en la soledad mi mejor compañía y valerme por mí misma para lograr el bienestar de mi familia.
Hoy puedo decir que, así como abrí mi corazón, también abrí mi mente a nuevos pensamientos, a sentimientos sinceros. Permití que saliera la mujer apasionada que llevo dentro, para entregarme al hombre que me ama. Quiero ser feliz porque me lo merezco y porque quiero dar todo el amor que llevo guardado en el alma, porque sé amar de forma bonita.
Usted me ha brindado seguridad, me ha hecho sentir hermosa, inteligente y hasta sexy. Me ha hecho su cómplice de locuras, pero, por, sobre todo, me ha enseñado a ser más espiritual. Me está ayudando a restaurar las heridas del alma y me ha enseñado que la paciencia es sinónimo de amor. Me ha demostrado que el romanticismo jamás pasa de moda y que yo también puedo serlo por usted.
Hemos llorado, pero también hemos reído. Hemos hablado abiertamente de nuestras experiencias, nuestras dudas, deseos y sueños, y en algunos de ellos hemos coincidido. No queremos separarnos ni un momento. Tenemos una buena comunicación y siempre estamos pendientes el uno del otro; eso significa que somos una prioridad.
Edgar, amor, no soy perfecta: soy de mal genio, caprichosa, muy llorona, friolenta. Me gusta mi moto, valoro a mi familia y la amistad, y amo a mis amigas tal como son (con todos sus defectos), y haría cualquier cosa por ellas. Mami Du siempre ha pensado primero en los demás y luego en ella misma. Siempre estoy para quien me necesite. Soy amante de la sencillez, el buen trato y el respeto. A veces me porto como una niña, hablo como una niña, pero amo la ingenuidad que aún habita en mi mente. Tengo un buen corazón y buenos sentimientos. Amo a mis hijos por sobre todas las cosas y daría la vida por ellos si fuera necesario. Tengo presente que, antes de ser mujer, soy madre, pero eso no quiere decir que mi amor de pareja sea menos importante.
Si algo tengo que mejorar de lo que soy, me comprometo a hacerlo, primero por mí, porque quiero ser mejor persona, y luego por nosotros. Ya hemos cometido errores, ya hemos sufrido, ya hemos llorado, ya hemos sacrificado mucho tiempo y amor. Merecemos esta gran oportunidad que nos brindan Dios y la vida para estar con la persona correcta.
Mi fe está puesta en lo que estamos construyendo día a día, porque tengo la seguridad de que vale la pena, vale la felicidad, vale la vida.
Quiero que toquemos el corazón, el alma, la mente y el cuerpo con respeto, amor y locura, y que Dios siempre sea quien nos bendiga y nos acompañe en cada paso que demos.
Ya no quiero perder el tiempo, quiero tiempo sólo para ser FELIZ. 
Te amo Edgar. Te amo con convicción. Te amo porque es mi decisión

Tu niña preciosa
Du