Crear es un don que brota en la tierra, cuando en el tiempo llega un hijo a iluminar la vida, siendo una semilla que el viento ayuda a sembrar, buscándole el mejor lugar para germinar.
La abundancia no es riqueza en joyas u oro, sino en el calor de un abrazo sincero, en la risa de un niño que con inocencia y sin decoro, llena de felicidad el mundo entero.
En la Hermandad hay un lazo que nunca se rompe, es crear un refugio en la tormenta feroz, vivir en la certeza de que siempre nos espera un corazón amigo que escucha nuestra voz.
Y así, al crear un mundo con alegría, con abundancia en el alma y amor sin medida, un hijo sonríe, la hermandad florece, y la felicidad nos envuelve… toda la vida.
G3