OscarCampos

Pausa

 

(Prosa poética)

En la avenida cae polvo de un viejo edificio, balcones redondos y ventanas de madera partidas por el tiempo y vidrios curvos; el diseño es un capricho que soporta el tiempo.

Parece una pausa y nos recuerda que hay tanto contenido en lo que no se dice como en las palabras. La pausa tiende a convertirse en presencia que habla, nos comunica desde su tiempo, como si fuese la nada, un vacío que llena un rincón de nuestra mente; a veces, escucha el corazón. ¿Quién escucha el diálogo y los latidos de la pausa?

Un sonido que llega al límite, la pausa, parece un susurro invisible que despierta del silencio. Un sonido profundo que juega con la expectación.

Cuantas oraciones tienen sentido en la pausa, cuantas oraciones son parte de la ausencia y la presencia del silencio.

A veces, la pausa nos cambia el camino de una decisión de amor. Es como el paso que nos retiene para evitar caer en un acantilado. Lleva en su rostro la duda, pero solo es alejarse de la incertidumbre. Es la huella de una reflexión tan misteriosa y sutil que hasta el canto de un ruiseñor detiene el tiempo por un instante.

 

“La pausa una voz brutal

que juega con el tiempo,

cada segundo

es un espacio de reflexión

te llena de un vacío

pero es el silencio que calla,

a veces, es la ausencia

que desea volar.”