Este amor, que me lleva a la locura
y a desear la fruta prohibida,
que, en mí, florece como vieja herida
y agotada me enciende en calentura.
Este amor, fruto de mi desventura
que en mi anhelo me mata y me da vida
que me encadena cuando estoy dormida
y despierta me lanza a la amargura.
Este amor que se muere en el recuerdo
de las sendas que nunca atajará
por donde fiero y dolorido yerra.
Este amor, montaraz, en cual me pierdo
y que en sueños tu sombra seguirá
por el mar, por el cielo y por la tierra.