La vista descansa por la ventana
extasiada del fresco de vida;
olor de tierra humedecida
fría brisa el alma aliviana.
Instante leve en la solana
despierta el sueño emotivo;
se embriaga por algún motivo
del aliciente de la mañana.
Al unisono vibra en un sentido, arraigo hondo e inquebrantable,
de natura y el que ha vivido.
Sustancia, alma y pensamiento
renacen en el despertar diario
se nutren del rocio necesario.