“Cuando el sexo ríe,
un terremoto sacude el mundo,
estremece el edificio de la Bolsa,
y derrumba sin remisión los templos”
Henry Miller.
Es tiempo para desflorar
Son los ídolos que han caído
Es el ocaso de la verdad
¿Acaso aún creemos en vírgenes pariendo?
¿Acaso aún en santos ardiendo?
Demos al bajo vientre
Su lugar en la cruda cavidad de lo terrestre
Ningún dios arriba está haciéndose pajas
Con agujeros negros ni sistemas
Nadie cavará las grandes madrigueras
Si no liberas primero al animal entre tus manos
Así como el pan
Que se hagan la leche y las esferas
Que crean la luz de todo mundo
Existente y venidero, cada día
Rasguemos ya los velos
Que calzan con nuestras manos y lenguas
Paguemos el precio de entrar
En el venéreo orificio de dios
Acabando más allá, acabando
Del otro lado del umbral
Agridulce tabú
Triturando la belleza
Mordiendo las flores
Hasta su polen y paroxismo
Mientras todos lo hacen
Y nos sentimos completos
Una vez el magma se desliza
Dibujando los cráteres que estaban ocultos
Del morbo de las entelequias
Marchitas entre los pellejos de Dios
Y adoras acabar contemplando el fúnebre carnaval de lo divino
Ese por el cual pagas tanto como para ir al cielo
O para perder la cabeza y tu palabra
frente a cada flor abierta hasta morir
Ven y démonos a luz
Con nuestras manos pétreas
Con nuestras lenguas confusas
Y creemos un final épico para este show
Socavando la mancha pálida
Que condena nuestros demonios al abismo de la inocencia.
Solo haz que la muerte acabe en ti