A la moda antigua, en páginas de penumbra,
aquí yace este tomo de dolor centenario,
la obra de una mujer desafortunada,
un corazón desgarrado en cada oración.
Este libro encuentra su fin en dulzura,
pero su grito poderoso perdura,
sonando en las tinieblas de mi espíritu,
recordándome, incansable, el sufrimiento.
Hay partes enteras que no se borrarán,
pero se convertirán en recuerdos inextirpables
de la historia que implicaba el vivir,
una lección sobre cómo ser compasivo.
Así es como el tiempo esculpe nuestras vidas,
en cada palabra, en cada una de las heridas,
sin embargo, incluso en lo más oscuro,
la esperanza... florece, crece, reverdece.