La gris corriente se envalentona
fundiendo tierra y tiniebla
de cabezona, dejando huellas
incluso más hondas
que ya se notan alrededor,
misma carcoma que roe el entorno
de mis neuronas frenéticas
a darse el lote.
Esquina que mengua al ser contemplada
desde algún norte.
Embeleso del sueño que sucede después
de estar ebrio de bien
en el último charco bebiendo mi sed,
bienvenido a ciudades
que no sé de quién.
Mirándome exhausto regreso al tren
de la impotencia sin más que ofrecer.
Escalo de temblor en temblor
hasta el siguiente que viene
a ser el peor.
Por qué me lamento
si me sobra esplendor
adentro del cofre:
me regocijaré entonces que es hoy.