Eternos peregrinos son mis sentimientos,
emigrando perennes hacia lo incierto,
entre la ilusión y el desaliento,
entre las nostalgias y los anhelos,
cada día transcurrido es como el pétalo
de una flor en medio del desierto.
Humanos yendo y viniendo,
aunque fatigado transite el pensamiento,
tiene el espíritu un elemento
que trasciende a cualquier acontecimiento,
haciéndose uno con el universo,
tan igual y tan disparejo.
¡Eterna exiliada es el alma aquí en la tierra!
pero, ¿y los sentimientos, esos que
eternificados se coinciben y perciben?
es entonces materia prima,
gasolina pura, el sentir para vivir,
pues del morir hasta ahora no se que decir.
Si ofuscadas mis letras,
más que sofisticadas o suavizadas,
son hoy angustiadas,
es por que el hospedaje no encaja,
mutiladas las alas de las prosas entusiasmadas,
me escurro hoy para gritar a través de las letras,
esperando que mañana,
florezcan nuevas palabras.