Recogí un puñado de sueños esta noche,
algunos mares, muchos deseos,
con todo y sus agitaciones,
los dejé romperme, con sus colores,
proyectarme en sus mareas…
perderme, en sus vapores.
Este limbo extraño que llamamos anhelo,
que se tiñe oscilando entre las fantasías y el desvelo,
yo lo navego en mi pequeña balsa,
que no es más que un corazón que no se cansa.
Llegué a un barco que transportaba un bosque,
entre esferas lumínicas con su melancólico toque,
¿Será la belleza en la vacuidad que me está hablando?
volteé a ver el otro extremo,
la vida en pleno,
con su secreto,
revelándose completo,
me acerco a verlo remando en ella:
mi pequeña balsa, ¿es almohada, o estrella?;
desperté…