Salvador Galindo

Oruga de Chile

Allí te vi, en un bosque de Placilla sobre un tronco botado

una larva se arrastraba por tu pierna,

te reíste, no te picó.

Avanzamos lo más profundo que podíamos.

Las cataratas parecían lágrimas de angustias pasadas, y el puente,

abajo hay un bote para naufragar hacia el hielo, como la vida misma.

El whisky corriendo de la botella a la copa, de principio a fin.

 

Quisiera seguir revolviendo las fábulas

Que escondiste tras rumores más tiernos que la sangre,

Pero heme aquí y ahora congelando mi prisión con tus labios a medio morder.

Por más de 15 años fui como un cubo de hielo.

Puedo bucear solo por este conducto estrecho, puedo bucear solo por este vacío infinito

pero para cuando regreses, el tiempo habrá consumido esta inherencia.

 

Ahora confío realmente en la muerte.

Tú y yo, en el último día de encuentro, podríamos evolucionar a un nivel más alto,

podríamos adoptar la naturaleza, llenarla de fetos e ilusiones,

entonces todo sería organizado a tu voluntad.

 

¿Cómo olvidar las palabras en tu boca como picaduras de insecto?

¿Cómo olvidar esa enfermiza voluntad como única tendencia?

¿Cómo olvidar ese turbio ambiente

en donde los nuevos rostros se deshacen divorciados de la vida,

en donde los sentimientos son solo palabras,

en donde debíamos haber madurado?