Quiero llorar, papá, y estoy llorando
en silencio mientras pienso y respiro
por cómo se pasa la vida
por cómo nos arrastra el tiempo
en una lucha que no buscamos
hacia los días que no esperamos.
Quiero alegrarme, papá, en un abrazo tuyo.
Quiero que mi felicidad sea la tuya.
Que a todos nos pertenezca tu sonrisa.
Recuerdos van y vienen
como olas de agua renovada,
de vos haciendo hasta lo que no podías,
amando hasta donde no alcanzaba,
dando hasta lo que no tenías.
Perdoname por las veces en que olvidé que eras un hombre
y no solo un héroe.
Papá, quiero que sepas
que mi día de repente tiene un cielo
que mi corazón puede latir en paz
cuando puedo llamarte y al otro lado
suena tu voz diciendo mi nombre.
Papá, no soy tan fuerte, y tal vez
nunca llegue a ser lo que vos sueñes de mí.
Pero algo puedo, porque vos me lo enseñaste, y es amar,
ese don sagrado, tan difícil de aprender
y tan noble de entregar.
Porque de tu amor he nacido, papá
esta vida -a veces un mal sueño-
tiene algunas lindas primaveras.