Con un trayecto recortado,
De un pequeño sendero desconocido,
Transitable en todo su esplendor,
Aún pequeño, con gran aventura.
Señales que marcaron el destino,
Entre dudas y desafíos salvajes,
Aunque fue breve,
Dejó marcas y pensamientos,
Que inquietos rondaron el alma y mi ser.
Aquellos ojos que miraron,
Como yo también les miré,
Formaron anzuelos que desgarraron la piel,
Y caminé deshecha mientras la carne caía.
Existía un mar inquieto,
Una tormenta poderosa,
Un viento potente,
Y una tierra quebradiza.
En ellos me fundí, como la leña al fuego,
Entre llamas y brasas me consumí,
Dejaron huellas hundidas,
De pisadas fuertes que no han logrado desaparecer.
El camino estrecho sigue cerrando sus pasillos,
Atrapando y consumiendo el aire que respiro,
Sin saber hasta cuándo será el último día
Y cuándo el sendero será solo un recuerdo.