Caminando por aquel camino que no debí caminar,
Sin darme cuenta me di cuenta que no todos los caminos llevan a Roma;
Mas las aves que no saben de puntos cardinales,
Juegan por entre las nubes, y se andan en los árboles.
Entonces comprendi en mi ciega incomprensión
Que las rosas no se avergüenzan de sus espinas,
Ni los árboles de sus hojas marchitas;
Acaso dime si a los ojos volverán esas lágrimas que lloraste,
O si el angel del silencio te devolverá esos suspiros que en noches de abril suspiraste.
Ese sueño que alguna vez soñaste no será más que la metafora absurda de lo que pudo haber sido, y no fue.
Los grillos cantan en los riachuelos, y los zorzales en los bosques,
Pero en las noches sin noche en donde el día no es más que un suspiro que lentamente se va esfumando
Con un dejo de nostalgia por la dicha que se niega a morir en el atros pasado...