Viejo caballito de madera,
un costado desgastado,
por el tiempo,
en mis recuerdos vagos,
un palo de escoba,
con algo simulando la cabeza.
Yo, montado en ese palo,
como si fuese un caballo,
corriendo ligero,
jugando a los soldados.
Recuerdos y anhelos,
divagan en el aire y en mi mente,
traen esas nostalgias.
Del ficticio caballo de palo,
un pedazo de madera,
haciendo también de pistola,
para hacer policías y ladrones.
Y así corre la infancia,
a través del tiempo.
¿Cuántos años han pasado?
¡Cuántos!
De mi mente y mi memoria
no salen los recuerdos
del caballo de palo,
que aún guardo en el baúl
de mis recuerdos.
Sueño con que algún día,
este caballo de madera,
aunque sea por cuento,
mis hijos también lo puedan recordar,
y en sus ojos brille la misma luz
que brilló en los míos.
Autor: Eduardo Rolón