¡Ay mi amor! en su versión malparida.
Amor, disfraz de miel en flor dañina,
tu néctar hiede, fiel a tu impostura,
mas yo, el ingenuo, bebí tu amargura,
creyendo en ti hiedra, que oculta la espina.
Flor venenosa, dulce en tu traición,
te ofrecí mi alma y tú bitch la desechas,
con tu moneda de dos caras, hechas,
votos que acaban en humillación.
¡Cruel ironía, traición tan gloriosa!
el amor que me das es puro engaño,
y en el fin, al verme tan derrotado.
Descubro al cerrar esta farsa odiosa,
que el último chiste, torpe y extraño,
fue el amar a quien no me había amado.
La Bruja Irreverente.