ARMONÍA
La vi pasar por delante de mis ojos. La vi salir de un portal de la mano de su padre.
Aquella incipiente criatura, -no más de dos años rebosantes de vida- hacía sonar su armónica con delicadeza. Se notaba que acababa de descubrir ese instrumento musical que se asemeja a su sonrisa.
Cada vez que lo acercaba a su boquita para hacer \"música\" sentía como si lo que tenía entre las manos, fuera eso precisamente, la materialización de la alegría.
Cada vez que el soplo tierno de su aliento rellenaba la oquedad dental del instrumento, se reía tímidamente, se emocionaba con la magia del sonido que provocaba.
Y yo con ella…
¡Bendita infancia inocencia!
Jamás hubiera imaginado que llegaría a oír cómo suena una sonrisa, pero así fue.
Su padre, orgulloso y contento a su vez, la cogió sin ningún esfuerzo y, en volandas, la alzó hasta su cuello.
Y así se marcharon los dos, como un animal mitológico con dos cabezas de dimensiones diferentes y un mismo corazón ¡Enorme!
Y el sonido dulce y travieso de la armónica en perfecta armonía con el momento se iba difuminando en el aire a medida que se alejaban. Despacio, sin prisa…
Ayer, la vi pasar por delante de mis ojos.
Vi pasar… ¡La Felicidad!
LUJITAR (9-8-23)