Una pequeña luz al día.
Allí empieza su trabajo.
Con las rodillas
Hundida en la basura
Y la sonrisa
Sumergida en la espesura
De aquel basural.
La mirada firme,
Esperando el siguiente recorrido
Del camión de que la basura llevará.
Con la esperanza de encontrar
Alguna lata, un cartón, un vidrio
Para reciclar.
En el cielo
Las aves se disputan
Con los perros en el suelo
Los desperdicios de aquel mundo
De basura.
Un enemigo más,
Los niños, que pelean
Por los desechos que comida les dará.
Fiel batalla, del día a día.
La jornada de recolección
De la inmundicia de alguien más.
Pero los niños
Siempre esperan,
Siempre sueñan que aparezca
En medio de los desechos algún juguete.
Para imaginarse la alegría
Para olvidarse de la muerte.
Esto es el mundo de basura
De los niños de la chureca,
Su realidad,
Que sueñan con un carro
O una muñeca
Y se imaginan lo que sería la felicidad.