En medio del arrabal de una ciudad de antigüedad
se exhibe el astro de la noche, lo percibes
taciturnamente desde tu ventana entre las brumas,
capturas un punto de la cúpula en oscuridad
y el astro, que noblemente induce plectros en las almas,
se da cita sin tardanza a realizar su cometido,
fiel a la ordenanza que se le ha delegado...
y tú le increpas porque te despojó de tus reposos,
hoy sueñas para remembrar aquello que no debías olvidar,
quizás fue tu mutismo quien expatrió a tus ansias de amar.