Si la vida no te ofrece
lo que encuentras en tus sueños.
Si lo evidente no es la felicidad,
o tu mirada de altura
sobre las cosas se ha caído,
duerme enteras
todas las oscuras
noches del invierno
y despierta en primavera,
asume la incertidumbre
y reacciona.
Revienta la velocidad,
pero si te faltan las fuerzas
cancela los suspiros.
Aunque se arañe tu armazón
rompe el cristal,
y lanza una moneda al aire,
trucada, nunca falla.
Ama la sabiduría,
lee libros prohibidos,
y escucha las historias
que no enseñan en las escuelas
porque el sentimiento
requiere escuchar
las palabras de los sabios.
Impide que profanen la tierra
y regresa a tu origen
junto a los gigantes pétreos
que guardan tu destino.
Siente la savia verde
y cicatriza tus heridas
con agua limpia y aromática
la mañana de San Juan
y cuando me vaya,
en ese instante sigiloso
donde las lágrimas corren,
en la lejanía, en otras hogueras,
con las manos entrelazadas
se escucharán las voces
de los que un día regresaron.