Ella,
¡Ay ella!
Me ha tomado por sorpresa
Sus tibias manos me han tapado los ojos que leían \"Memorial de isla negra.\"
Ella, detrás, en puntillas
Cómo quien roba un retrato en un museo
A juzgar por sus intenciones
Se acerco a mi
Lenta, distraída y distante del mundo
«Adivina quien soy, solitario poeta»
Una voz que solía escuchar solo en mis pensamientos estaba detrás de mi,
Mordiendome la nunca con su aliento a menta helada.
Me tomó de la boca,
No pude emitir nada.
Callé, mis venas frías llenas de lujuria y pasión.
La besé fuertemente en mi alcoba.
El lecho se tornaba gris, opulentos colores y mi mesa de trabajo llena de su fragancia.
Besándole sus brazos, en su cuerpo de 21 años.
Ella,
¡Ay ella!
Ensuciando su recuerdo en esta noche
Nos fundimos en un solo placer nocturno, olvidando lo que fuimos, lo que volveremos a ser mañana.
Desconocidos.