En esta soledad que me acompaña serena obnubilada, conciencia calma exenta o perturbada
No han de quedar en mi pupila rasgos inocentes de párvulos momentos extendidos
Y es que a mi pecho que torna escalofríos, aun pecador impío de abrazos y caricias
Ya cansado de sonrojos y tormentas ha de venir sin duda un amplio entorno por siempre apetecido
Razón no ha de faltar ni trémula luz en la tormenta al cautiverio místico y profundo
Y aunque el dolor preso y descollante rompa sus lazos abnegados, no abrazara los mundos hilarantes
Ni ha de ser más profundo ni funesto el día en que ambicioso reciba corazones suplicantes
Pues el benéfico extravió de júbilo infinito descubre alegorías y pasiones ante quien se quedó dormido en el camino
Y es que soledad no es abandono, ni desamparo, tristeza o aislamiento ni se ambicionan funestos desengaños
Como la luz que se detiene impertinente, pues la razón tiene muros de roca incandescente
Y nunca olvida que nada es obsecuente, o que nada es verdadero salvo la caricia tierna de una mirada que perturba
Porque de nada sirve lo vivido si una vida entera y satisfecha, se ha de esconder tras el olvido
RAFAEL BLANCO LOPEZ