El escritor habita invisibles mundos,
donde nacen palabras entre sombras
y fantasmas de su propia historia
susurran en la esquina de cada página.
Espectros de memorias y sueños,
ecos de voces que nunca se callan con él caminan silenciosas noches,
muestran verdades que a veces se escapan
cada palabra es duelo o conquista,
escribir es forma de exorcizar la vida,
màs los fantasmas no se marchan;
fieles quedan, como viejos amigos.
Cada línea deja pedazos de alma
cada historia traza su propia batalla
mientras el mundo lee sus creaciones
solo enfrenta a su sombra que calla
y pese a todo jamás le falla.
Justo Aldú
panameño
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