Aunque llevaras en la visión
profecías de tatuajes inciertos
o la fuerza invisible de los pétalos
como yunque perlado,
trinará la madrugada trémula
al vencer al unísono tu habla,
rinde la palabra dada
esa que no volverá a ser elegida,
voces vencidas por dentro
sin gravedad girando
las unas contra las otras
desdentadas
e incapaces de declamarse
por la mudez enrojecida
de unos ojos
cuyas cuencas de rostros futuros
no heredaran
el eco taimado
de esta sangre amputada,
ni el corazón rapado
que cae de canto espigado
junto a su espejo gritado
de amarillo
de un amarillo alimaña untado,
más allá de la corriente
sobre el largo caballo blanco del alba
cabalgando
hacia la encarnación
de una lejanía incendiaria.