Lincol

TIBIO OTOÑO

 

TIBIO OTOÑO

En el rostro de la tarde
una lágrima cae
sin alcanzar la calle.

Sin huellas, 
sus pasos están allí
en la finitud de las horas.

Desnudo, y con sonrisa breve
sus ojos observan
lo mucho que ha cambiado el mundo.

Y con total tranquilidad
comprende la soledad
en ese conjunto vacío en movimiento.

No hay otras miradas,
ni palabras, ni sonrisas preocupadas,
ni un abrazo para el alma.

Solo el tibio sol,
de un otoño en plenitud,
que se alista a dormir para volver.

LMML.