Epigramas
En la vida primitiva,
donde nace todo arreglo,
suele haber una manera
de ganarnos el respeto:
admirar la buena lumbre,
convivir en el colegio
o quizá sentirnos dignos
al seguir cada consejo,
sin embargo, en el transcurso
brolla un gusto fino y pleno,
que es amarnos como somos
a pesar de que hay misterios.
En el juego de la vida,
donde el tiempo es un reflejo,
cada paso que hemos dado
es muestra de nuestro anhelo.
Las risas y las caídas,
los abrazos y los sueños,
forjan una historia compartida,
que nos une en este lienzo.
En ocasiones el miedo nos frena,
pero el amor es nuestra fuerza,
en la fragilidad del ser,
la valentía se manifiesta.
Y así, entre risas y lágrimas,
forjamos lazos unidos,
cultivando en nuestra alma,
un jardín de sueños profundos.
Y ese mismo jardín, une
la belleza de lo propio,
lo perfecto y contundente
que se adhiere en dulce encomio;
el valor que representa
cuando siempre se da todo.
Florcristal (Dueto con Samuel Dixon).