El tiempo ha volado, fugaz, implacable,
y aquí estamos, aún, como un sueño palpable.
Hemos pasado mil noches, mil días,
tejiendo memorias, sumando alegrías.
Tantos viajes, tantos paisajes,
tantas aventuras guardadas en páginas;
cada paso contigo es fuego y ceniza,
una llama eterna que nunca avisa.
El tiempo avanza, y yo no lo siento,
como arena que escapa en el viento,
pero este amor, sin medida ni calma,
es más profundo, más fuerte en el alma.
Me asusta a veces amarte tan hondo,
que el pecho se llena y parece sin fondo
sin fin, sin límite, sin más razón, pero con desvarío,
que amarte se vuelve más firme, eres mi sueño tardío.
Y así me consume este amor sin medida,
que crece sin pausa, que arde y que anida;
el tiempo se va, y no encuentro razón,
solo amarte más hondo, más fuerte, sin fin ni condición.