Rumores negros caen sobre mi,
Me hunden de tal manera que me van a abatir.
Como estacas envenenadas me descuartizan el corazón,
Una inseguridad crece en mi interior.
La lírica es la tirita que supura las heridas internas,
La lírica despierta críticas ajenas.
Y no les juzgo,soy una persona extravagante,
Soy una persona afable.
Pero no se dan cuenta de que aunque estoy muerta por dentro sigo sintiendo,
No se dan cuenta de que cuando hablan mil agujas atraviesan mis carnes,abriéndolas mientras la vida estoy perdiendo.
No habrá redes, no habrá manos,
Solo el frío abrazo de un final temprano.
Mis gritos se perderán en el eco vacío,
Como hojas secas arrastradas por el río.
¿Quién recogerá los pedazos de mi ser?
¿Quién lamentará lo que no quisieron ver?
Tal vez entonces callen sus rumores,
Cuando el silencio hable de mis dolores.
Cuando mi ausencia pese más que mi presencia,
Y mi cuerpo sea testigo de su indiferencia.
Quizás en la penumbra que deje mi partida,
Encuentren al fin las razones de mi huida.
Cuando las sombras de mi ser les acaricien los sueños,
Y mis susurros rotos resuenen pequeños.
Caminarán por los días sin verme volver,
Y tal vez sus ojos lloren lo que no supieron ver.
Pero ya será tarde, mi voz será viento,
Un lamento eterno perdido en el tiempo.
Porque nadie supo tenderme la mano,
Nadie escuchó mi clamor más humano.
Y ahora mi silencio, oscuro y callado,
Será el peso que arrastren, eterno y cansado.