En un tiempo lejano, donde empezaron los sueños,
brotó un amor puro, sin sombra ni dueños.
Las miradas brillaban, como estrellas en la noche,
y el roce de las manos encendía un derroche.
Cada instante compartido, un verso en la vida,
los susurros al oído, la promesa encendida.
Las risas flotaban, como notas en el viento,
y el corazón latía en un ritmo lento.
Pero la rutina, con su manto monótono,
comenzó a cubrir el brillo, como un gris monotonón.
Los días se alargaban, como sombras en la tarde,
y el fuego de la pasión, poco a poco, ya no arde.
Las conversaciones diarias, vacías de emoción,
se convirtieron en ecos de una lejana canción.
Las cenas a la luz, ahora eran un deber,
y la chispa que un día unió, empezaba a ceder.
Cada gesto, antes dulce, ahora se tornó en hielo,
y las promesas de antaño se desvanecieron al vuelo.
El amor, una vez fuerte, se volvía un peso,
mientras el rencor crecía, como un oscuro exceso.
Las miradas, que brillaron, ahora evitan el roce,
las palabras que eran caricias, se convierten en roce.
El silencio se apodera de la mesa en la noche,
y cada vez que respiran, se siente un reproche.
Así, los días pasan, empujando la tristeza,
el amor se desdibuja en su propia tristeza.
Y el pasado, brillante, ahora es solo un susurro,
mientras en sus corazones, el odio se hace murmullo.
Lo que fue un refugio se transforma en prisión,
las promesas marchitas, olvidan su razón.
En la rutina diaria, la pasión se ha perdido,
y el amor se ha convertido en un frágil suspiro.
Los recuerdos se mezclan, como sombras en la mente,
y el odio, con su sombra, se siente omnipresente.
Una historia que fue dulce, ahora amarga y cruel,
donde los sueños compartidos se desvanecen en papel.
Y así, en este ciclo de amor y desilusión,
quedó el eco lejano de una antigua canción.
El tiempo, testigo mudo de la amarga transformación,
del amor que se marchó, dejando solo un corazón.
Aunque el amor se haya ido, y el odio haya llegado,
quedan las lecciones de un viaje compartido.
Y en las ruinas de lo que una vez fue hogar,
hay una chispa de esperanza, de volver a amar.