Estaba hablando con una chica,
Se me acerco y susurrò:
-Sonarè una extraña, pero quieres que te preste mi corazón?
En un rato Sali a caminar
Y note su presencia a cada paso,
Como si el destino fuera nuestro.
Pero cada ves que venia
Me ponía tan muerto
Que a duras penas podía dormir
Con los ojos verdes.
Corre al pensar que me pierde,
Me da un beso.
Mi boca no podía hablar,
Pero mi corazón destruido
Volvió a expresar:
“chance Dios tiene piedad”