PINCELADAS.
El verso quedó flotando.
En el limbo del deseo.
Su mirada era errática.
Entre conceptos, perdido.
Sobrevolaba con miedo.
Y en el terreno de nadie,
mendiga el verso su sitio.
Sobre el papel aparecen,
palabras signos y acentos.
Y en ese batiburrillo,
el poema va creciendo.
Pensamientos divagando,
buscando unirse en el centro.
Como las gotas de lluvia,
buscan un mismo reguero.
En silencio se retuercen,
las ideas y sus hijos.
Razonamientos de antes.
Refranes y acertijos.
Crucigramas, rompe mentes,
y también antiguos dichos.
Y sobre la cuerda floja,
el poeta hace equilibrio.
Las notas del pentagrama,
bailan pautadas al ritmo.
Y de esa forma aseguran,
su potente compromiso.
Libre queda el instrumento,
del resultado obtenido.
De la mente nace el verso.
De la ensoñación, el ritmo.
De la inspiración la idea.
Y el talento se hace sitio,
para darle contenido.
Soñando quedó el poeta.
Libre entre sus versos preso.
Su corazón se alimenta,
de su fértil pensamiento.
Hace rizos de su ego.
En lo sencillo se agranda.
En lo difícil, es pequeño.
Ángel L. Pérez ®
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17/11/2024