Nos encontramos,
besé suavemente su mejilla mientras la abrazaba,
sin pensarlo comencé a recorrer su cuello desde la mejilla con mis besos,
bajé lentamente hasta llegar al límite que su ropa,
como frontera oponía para llegar a todo su cuerpo,
mientras tanto mis manos recorrían su espalda,
su ropa era el límite;
ella dejaba que su cuello quedará expuesto a mis besos,
besos que,
mientras avanzaban por su piel,
los labios dejaban cierta humedad,
humedad que era enfriada con el aire suave de mi respiración;
la tomo con firmeza,
aunque delicadamente aferro su cuerpo hacia la pared,
saco su blusa por sobre su cabeza,
y…!
justo allí me detengo dejando atrapados sus brazos,
manteniéndolos firmes por sobre su cuerpo,
sujetados por una de mis manos y su ropa,
solo quedó libre su boca,
y la carnosidad de un rojo carmesí de sus labios;
en ese momento,
cuando ella comienza a intentar escabullirse de entre mis brazos,
es cuando le robo un beso,
que,
lleno de pasión y lujuria,
hacen que nuestras bocas se fusionaran en solo una,
se produjo un estremecimiento en nuestros cuerpos
una simbiosis erótica y sexual,
un escalofrío,
subió por mi espalda;
la pasión ya estaba desenfrenada.