Por qué mis sentimiento son como los matices
de los reflejos opacos en que la luz fulgura;
por qué en mis labios está la gota de la amargura
y no el exquisito néctar de las horas felices;
por qué el destino me golpea con tanta inconsciencia
dejándome a la deriva sobre el mar de la vida,
quizá mis labios probaron la manzana prohibida
con que intentó tentarme el árbol de la ignorancia;
por qué me recubrí con el inmaculado ropaje
de niño inexperto y me empapé en el salvaje
aroma de las flores silvestres que me embriagaron,
y soñé ser libre como los pájaro y las estrellas.
Por qué Dios mío, por qué tu permitiste ,
que la vida me haya quitado la sonrisa franca,
y la zozobra de apoco se adueñe de mi mente
y marque la desdicha su burda sonrisa franca. . .
Por qué permitiste que nuestras manos se suelten
Y que en nuestros corazones muriera el amor
Que nuestras miradas sean indiferentes,
Y que en nuestro ser ahora haya dolor.
¿Por qué ella me dijo que no me amaba?...
Y ahora que ya no está junto a mí me incita
A que le tome atención que está presente
Cuando la tengo cerca de mi, siento el deseo
De poder apretarla junto a mi pecho
De sentir que entre los dos somos uno.
Por qué la vida me puso esta prueba
Tan dura de tenerla cerca, pero está lejos
De mí y esto es para siempre
¿Por qué ella festeja mi separación?,
Mientras yo sufro por su ausencia...
EL ERMITAÑO SOÑADOR