Miguel Ángel Miguélez

Es la vida

 

 

 

 

 

 

Paseamos

por el puente

a una fuente

natural

y bebemos

con dulzura

la amargura

del final.

 

Unos cantan,

otros lloran

cuando otrora,

por nacer,

fuimos puestos

cuerpo a tierra

por la guerra

y el poder.

 

Recogemos

los pedazos

en cedazos

de ilusión,

esperando

que la criba

nos escriba

en su guion.

 

Es la vida

la batalla,

su metralla

hierro y fe

que la sangre,

por la arena,

su condena

ya ni ve.

 

Nos diluimos

entre el barro

y el desgarro

redentor

de la lluvia

que acaricia

la delicia

del amor.

 

Y la muerte,

como paso

del ocaso

de soñar,

va a mi lado

ya que debo

ver un nuevo

despertar.

 

Es efímera

nuestra estancia;

la constancia,

como ves,

es la forma

de dar parte

en el arte

de tus pies,

 

que caminan

al amparo

de ese faro,

cuya luz

centellea

por los mares

que elevares

a la cruz.

 

Dos minutos

y nos vamos

como gamos

a pastar

por los prados,

por veredas

y arboledas 

sin hogar.

 

Elevemos

nuestras voces,

que los goces

de vivir

son amantes

corazones

de pasiones

y sentir.

 

Pues la vida

nos es dada:

todo y nada

sin por qué.

No preguntes,

no hay respuesta,

tu alma apresta,

vive y sé.