Déjame que camine por las huellas
por dónde la muerte supo pasar,
por donde dejó penosas ausencias
que yo nunca he podido olvidar...
Déjame desenvolver mis tristezas
devolverle a mi alma su otra mitad,
que entre en mí el viento que llega
y seque la lágrima que supe ayer llorar...
Déjame en este laberinto de ideas
en la atracción de la vida y lo mortal,
que sienta el dolor de esta condena
en el yunque óseo de mi fragilidad...
Déjame en este tiempo sin espera
por donde mi vida apresa su realidad,
donde mi verso va abrazando las letras
por todos aquellos que no regresarán...