Ivette Urroz

Entre Inyectores y Hogueras

Abarca ahora esas dos imágenes ilustres de razones meritorias:

la una, la soflama prometida en sueños de surcos de ternura…

la otra, de dedos temerosos del recuerdo en lavado de cerebros.

Entre la extensión de los teodolitos de uñas cavernarias

y la impasible pigmentación del inyector del miedo oceánico,

el esperanzado poemario aguarda la sísmica cordura que se ajusta

a la vida.

Entre inyectores de manías hormigonadas y ojos de lechuga llevaderos,

entre la motilidad del ayer picado de radioactividad quejosa

y la alejada hoguera eterna del pensar hegeliano,

entre los farallones fallidos que dialogan catatónicamente en su bostezar

y mi apresurada valentía de clonación del halogenado anhelo,

en la mente serpentea con metas terrosas y teatrales.

¡Quejido de sangre utópica del silencio austral!

Concluyente rural del silicato racionalista...

Quejas de jeringa mal sentadas, eternas...

ternura, temeridad de juegos prehomínidos.

Ivette Mendoza Fajardo