Era el típico guaperas, engreído y fanfarrón,
había insistido demasiado era un chulo redomado,
se le acerco de nuevo con la mirada de rabia y llena de fuego,
le tiro el bolso al suelo, y gritando le dijo:
A mí una tía por hermosa que sea no me da la espalda,
ni me deja calabazas, vas provocando,
pero eres fría como un témpano de hielo.
Ella sin inmutarse se agachó para coger el bolso,
tirado de mala manera, y respondió tranquila;
Me visto como quiero, y no voy provocando,
lo que pasa es que eres un enfermo obseso insoportable,
le dio la espalda diciendo mientras se levantaba;
Cuando una mujer dice que no...es ¡NO!
Tú eres el que me enfría, y se fue taconeando con gracia y elegancia,
el chulo se quedó con dos palmos de narices y helado como una estatua.
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