Se que he estado mucho tiempo afligido a ti, pero es que tú sonrisa es mi pan de cada día, no podría continuar este camino sin contarte los lunares de tu rostro, ni vivir amando tus penas.
Ahora estoy lejos, quizá llenándose mi corazón de arrugas porque ya no siento el palpito de tu pecho como dos lunas menguantes estableciendo su finura en las constelaciones del cielo infinito.
Ahora me voy, pero quizá esté sobre contiene mil letras, antes de irme te dejo está carta al oeste, que contiene una despedida abierta, una bocaza en mil dóciles palabras.
Abre, y huye cuando no me sientas mi amor. Tal vez ya sea demasiado tarde y me haya perdido en el follaje de la soledad, desenterrando tus recuerdos y deseando besarte cada piel.
Por eso, cuando leas esto quizá sea demasiado tarde, yo te amo, te amo y te amaré hasta que se me quite las ganas de seguirte escribiendo, ves que solo soy un torpe cursi que tú amor a mí no me está correspondiendo, pero mi amor, no puedo obligar a tu corazón amarme, ni puedo obligar al mío a olvidarte.