Ella da rienda suelta a los comentarios, a los cometas sin horario.
Se desdice e insiste en distinta versión de sí misma.
Ella clama a cuatro voces sus delirios en la cola del super mercado, en la fila de los bancos. No resiste el frío que despiden los cuerpos encallados en la rutina arbitraria del sistema, ni la gélida piel de cocodrilos dados a onanismo en los reservados.
Ella gasta atuendos de caliza multicolor y se peina al son de furiosos rocks que agonizan
al entrar en centros que apestan a sudor metropolitano.
Ella es diva en los barrios sin asfalto.
Y cuando hay viento a favor monta dinosaurios