Yo no quiero que te quedes,
tampoco que te vayas.
Quiero que estés allí,
hasta donde pueda imaginar
verte y escucharte.
Quiero que estés allí,
con tu ingenuidad e inconsciencia creativa.
Imaginando lugares de ensueño,
transmutando objetos que complacen tus caprichos.
Con tu fantasía épica, creando conflictos para convertirte en héroe.
Algún día nos iremos juntos,
pero antes quiero contarte algo:
Nunca más vi margaritas silvestres, ni el vuelo imprevisible de las mariposas,
y que rara vez,
escucho el canto afligido del benteveo.