Llegó el momento que tanto temía.
Después de tan largos meses, veía tu cara frente a la mía.
Creía que todo sería tan extraño.
Que por el tiempo las cosas cambiarían.
\"Qué imbécil por pensar demasiado\", pensaba mientras lo decías.
Supongo que olvidaba cuánto disfrutaba de tu sonrisa.
Sé que ahora, al verte, para mí seguirá siendo lo mismo.
Y no sé cuánto tiempo pase, o tenga que pasar, para dejar de creerlo.
Al final, lo único que pude pedirte fue abrazarte de nuevo.
Un abrazo un poco largo y sin tanto drama.
Sin decir nada, conteniendo el nudo en mi garganta.
De esas silenciosas despedidas sin palabras.
Y aun así, tal vez hoy comprendas
que soy estúpidamente vulnerable a ti...
Lo mucho que te seguiré extrañando
y todo lo que significas para mí.